lunes, 13 de diciembre de 2010

LA CASA



He llegado al pueblo,
y todo sigue donde estaba,
la casa con su sabor añejo,
con olor a cerrado, a soledad.
Abro las ventanas, y la luz
da reflejos de vida a los muebles
de antaño que perduran.
Nada es nuevo a la vista…
Recuerdos y recuerdos que evocan
la memoria de otros que se fueron,
y dejaron cosas, además de su ausencia,
que sin ellas serían un trozo de espacio
vacío en la memoria.
Intento asomarme al fondo de ellas
y todo es tremendamente familiar
y lejano, un triunfo ante la muerte.
Las nombro una a una, mientras
me pertenecen; a ellas me unen ataduras
de las que sólo el tiempo me librará.
Se quiebra el aire limpio… Cierro la ventana,
también mis recuerdos.
Lentamente, bajo los escalones. La vida…
espera fuera.

Carmen Laínez

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