domingo, 16 de enero de 2011

APARECISTE EN MI SILENCIO.



A Victoria

Apareciste, amor, en mi silencio
cuando se habían muerto mis sonrisas.

Eras tú como el bálsamo en la noche
entre edredones limpios y susurros
de dulces amapolas trepadoras
por el jardín de mis amaneceres.

En el fondo de todas mis tristezas
eras aurora nórdica fundida
con los verdes selváticos profundos
del más allá de todo el universo.

Apareciste, amor, en mi silencio
y todas las puertas de mi vida,
selladas hasta entonces,
se abrieron de repente.

(Vicente Barberá, 2008)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

2008? Edredones? Uyyyyyy!!!!

vicente barberá albalat dijo...

¿No te gustan los edredones, querido amigo/a desconocido/a?
Si te cuento la verdad, a mí tampoco. Tengo un mal recuerdo de cuando vivía en Suiza.
De todos modos un edredón cuando el frío azota las caderas, no va mal.
Un abrazo y a ver cuándo te identificas.