martes, 18 de enero de 2011

GELI BARBERÁ LAÍNEZ

Los paisajes del deseo es un precioso libro de poesía. En él, la autora da muestras de una exquisita sensibilidad impregnada de imágenes de su infancia y juventud en tierras mediterráneas, concretamente en el Bajo Maestrazgo en el que aspiró la "aroma del poleo, romero o tomillo" y en el que se adentra en el mundo de los misterios de los sabores que le recuerdan su infancia.

Doctora en Lingüística y Retórica Inglesa por la Universidad Autónoma de Barcelona y Catedrática de Inglés de Instituto, recuerda también aquellos años universitarios en la Universidad de Valencia en los que conoció a profesores de literatura que dejaron honda huella en su sensibilidad poética.


El poemario está prologado por Antoni Tordera y es como una vuelta al pasado desde el presente con una frescura y una riqueza de imágenes evocadoras de los paisajes y recuerdos que impregnan su experiencia. En él colaboran de un modo original sus dos hijos Marc y Eric aportando su fantasía en dibujos para cada poema que enriquecen el valor del libro. Está editado por Asesores de Prensa, S.L. Avda. García Barbón, 73-5º. 36201 VIGO.

Damos la enhorabuena a la poeta y la animamos a que siga viajando por esos paisajes que constituyen la vida en sus diferentes aspectos.

Hay un mar que nos da muerte


Tintinea mi sangre.
Mi piel se abre a tí
-siempre
se abre
a tí-

Lejos, pero cerca,
hay un mar que nos da
muerte.

Un cataclismo encrespado
nos arrastra.
Y ese mar con sus gemidos
acaricia nuestros cuerpos
y hacia el abismo nos engulle.

2 comentarios:

Blas Muñoz dijo...

Enhorabuena, Geli. Un libro lleno de sensibilidad y de palabra justa, exacta en su moderada tersura, en el límite de la emoción, más sugerida que dicha, para que nazca en quien la lee o la escucha como un manantial dulce y silencioso. Y más lograda, a mi parecer, en los poemas breves como "Noche de lluvia" o "Helará el frío"...hasta llegar al mínimo prodigio de "Pincelada".

Antonio Mayor dijo...

Entre los múltiples libros de poesía que esperan sobre mi abrumada mesa, el tuyo pesa de una manera especial, por su ternura, porque destila la felicidad que encauza tu padre con su actividad tan humanitaria, por eso lo reviso con tanta frecuencia como placer. No solo me da belleza y emoción sino que me aporta también materiales para mi labor creadora. Te felicito por tu trabajo y me felicito por haberte conocido. Los dibujos de tus hijos son por sí mismos otro libro de poemas. Antonio Mayor.