miércoles, 2 de febrero de 2011

A MIS HIJOS



No quiero que sufráis
un desengaño incierto
cuando la muerte cierre
el flujo de mi vida.

Si nubla vuestra vista el humo de la cera
pensad en que fue hermoso todo lo que pasó
y apartad esas lágrimas,
¡que no apaguen las velas!

No permitáis que nuestra despedida
sea una noche oscura
y tizne vuestros rostros de amargura.

Abrid todas las ventanas. Dejad
que una luz nueva ilumine mi cara
para que recibáis
mi última sonrisa.

Vicente Barberá Albalat, 01-02-10).

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