sábado, 29 de diciembre de 2012

SYLVIA PLATH


SOLTERONA

Esta chica de quien hablamos

en un paseo de abril ceremonioso

con su último pretendiente

súbitamente se asombró muchísimos

de charlar de los pájaros

y las hojas caídas.

    Así, afligida, ella

vio que los ademanes de su amante

agitaban el aire y se irritó

entre el caos de flores y de helechos

acres. Juzgó los pétalos

confusos, la estación ajada.

¡Cómo deseó el invierno!

Austeramente, en orden minucioso

de blanco y negro

de hielo y roca, todo deslindado,

el corazón a fría disciplina

sometió, exacto cual copo de nieve.

   Pero he aquí: un capullo

de sus cinco sentidos de gran dama

una grosera confusión deduce:

traición intolerable. Que el idiota

se rinda al caos de la primavera:

prefirió retirarse.

    Y rodeo su casa

de alambradas y muros impasibles

contra el tiempo rebelde

tanto que nadie lo rompiera

con maldiciones, puños, amenazas,

ni con amor tampoco.

(Traducción de Jesús Pardo).

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