lunes, 28 de enero de 2013

BLAS MUÑOZ PIZARRO


Blas Muñoz Pizarro
Blas Muñoz Pizarro: poeta admirable por su sentido del ritmo y de la palabra, que revolucionan cualquier experiencia que haga suya. Ha renovado los contenidos tradicionales del verso (soneto y décima, entre otros) y los trasciende con imágenes de una actualidad, de un persuasivo sentir y –en ocasiones– de un humor capaces de rescatar a las cosas de su aislamiento (Dejaré de fumar mañana, De la degradación del verbo, Prótesis). El curso del tiempo, el deseo de distancia para encuadrar la instantánea de lo que poetiza, ese no poner trabas a nada de lo que ve, o siente, es su marca de fábrica.

(Rafael Coloma)

MI ENEMIGO ÍNTIMO

Este huésped absorto que me mira
desde el silencio, cuando llega y pasa
lentamente a mi lado con la escasa
presencia de una sombra que respira;

este innoble inquilino que se gira
después de haber pasado, y que acompasa
sus pasos a mis pasos por la casa
uniendo mi verdad a su mentira;

este ser negativo, a medias ciego,
que ve el fondo del pozo y no ve el agua,
que sólo ve la escoria de la fragua

y no el acero limpio sobre el fuego…
se llama como yo, vive conmigo.
Me ama más que a nadie. Mi enemigo.

Poema premiado en el XVIII Certamen de Poesía ‘Ciudad de Jerez’, de Jerez de los Caballeros, en la modalidad de soneto clásico (Julio, 2010). Incluido posteriormente, con el título de “Mi enemigo”, en mi poemario “Viva ausencia” (Vitoria, 2011).

sábado, 26 de enero de 2013

JOAQUÍN RIÑÓN REY


Joaquín Riñón Rey

Joaquín Riñón: Con su poesía aforística (que titula aforemas) recoge reflexiones que no necesitan de epígrafe: con la inclusión de ese título, o no, Riñón alcanza una solvencia que encierra tanto la legitimidad del aforismo como la del poema. No olvidemos que la poesía no tiene por qué encerrarse en sus cánones al uso (a veces, hay más poesía en un texto codificado en otro género literario que en un texto pretendidamente poético). Tanto su poesía aforística como sus poemas ortodoxos (Memoria crepuscular, Tríptico de otoño, Ausencias) nos adentran en la pregunta de si el hombre puede marcar su destino.

(Rafael Coloma)


II. MUERTE EN LA MALVARROSA

Quien ha consagrado con sus ojos la belleza
está consagrado ya a la muerte.

KARL AUGUST VON PLATEN

(…) Tu deseo es beber esas hojas lascivas
o dormir en esa agua acariciadora.
No importa;
ya declaran tu espíritu impuro.

LUIS CERNUDA
Arde la tarde. Quema la arena de la playa.
Cuesta andar y me siento, envuelto
en la lúcida luz que atraviesa el espacio.

                                                    Unidad
bajo la órbita de la tierra,
presencia duplicada de azul y fuego.
Todo es inundación de expansión luminosa
que despoja el sentido de lo real:

velámenes que frisan en el agua del mar,
el rumor de las olas desgranando la espuma,
la albura del fulgor desleída en el vaho:

llamaradas de signos prodigiosos
que flotan por mi cuerpo enfermo,
transformando mi alma doliente en dulce gozo.

Al mirar hacia el horizonte,
observo cómo el reverbero de la brisa y la espuma
junta el ir y venir de jóvenes
                              que se agitan
                                         y juegan con el agua,
como vírgenes peces
que fecundan de verde
el fondo de las bocas.

                              Las muchachas,
en ese juego trémulo de rotación carnal,
desbridan sus escamas
al ferviente contacto de la piel aún ambigua;

se abrazan satisfechas
por el hallazgo de un sentido nuevo
lleno de plenitud, que va creciendo
como quien busca
el reclamo de un fruto que divide
sus vientres y sus carnes.

Ante tanta belleza de fascinante hembraje,
siento brotar de abril mi pecho,
y mis ojos galopan entregados
al rosa malva de su piel de seda,
pues parecían ángeles ambiguos
―de aquellos que pintaba Leonardo Da Vinci―,
o afroditas marinas,
hollando la jugosa arena
con sus danzas sagradas.

                                          pero,
al destapar su herida la memoria,
se endurece tu mundo,
se concentra la fiebre en tu garganta
y no sientes la sangre
por estar ya licuada en el agua de un r.o
―deshabitado, etéreo―
incomunicable himno de lo bello distante.
En casa de Antonio
 Sigo viendo sus cuerpos semidesnudos,
sigo oyendo sus cantos de sirena
―cantos que vienen con su vuelo
de aparente pureza angelical―
con una excitación tan obsesiva
que me siento
un ser ridículo y grotesco,
un voyeurista inánime e impotente,
que no es capaz de distinguir
la realidad del deseo
en este templo tan sagrado
de los placeres prohibidos,
                                           mas
pronto noto que me desgarro,
que no penetra el aire en mis pulmones,
que ya no hay permanencia en mis sentidos,
y escucho,
como una revelada ensoñación,
una voz como oculta que me advierte:

…aquel que ha contemplado la belleza
está condenado a seducirla o a morir…

Y tras estas palabras,
que parecen nacer del fondo
del agua putrefacta
de los mismos canales venecianos,
presiento que me voy desintegrando
hacia otra dimensión,
pues comprendo
el mismo sufrimiento estéril
que habitaba en Gustav Von Aschenbach.

Por eso, al acecharme
violentamente
el aire del siroco
con sus alas de sal y su pico de airón,
entiendo su mensaje de piedra en sombra:

…en todo el mundo no hay una pureza
más impura que la vejez…

por lo que me abandono
a mi ensueño de imágenes veladas,
entre la luz gozosa de mirar
a esas muchachas
y la triste verdad de este presagio,
mientras noto caer
por mis sienes
la misma gota de sudor
tintada y fría
que resbalaba por el rostro de Dirk Bogarde,
y a quien Visconti puso su mirada.

jueves, 24 de enero de 2013

Mª. TERESA ESPASA MOLTÓ


M.ª Teresa Espasa nos advierte en su introducción que trae los versos del poemario inacabado La conjura de la noche, que habla de la problemática de los “sin voz”. Podría pensarse que estos versos se han apartado de los usos de su quehacer poético. Nada más lejos: en ellos pervive el tono elegíaco, que no hay que confundir, como se suele observar, con la tristeza: más bien estamos ante una trabada lucidez que medita las quisicosas de la vida. Emana una melancolía (Prólogo, Josué en el campo de batalla, Diario de una mujer soldado) que en ningún caso llora: simplemente se atreve a mirar.

(Rafael Coloma)

Mª. Teresa Espasa Moltó

PRÓLOGO

Perdidos en el cauce seco de la vida,
sobre la onda quebrada de una luz
                                     que amanece.

Después de que la tierra
se repliegue en el hueco de un almendro,
y los cuerpos se rompan
bajo el peso de la astucia y la patraña,
volveremos a esta asamblea de la noche
para dejar de ser esclavos.

Así pues, ocultos en el ángulo
secreto de los bosques pajizos,
en el rincón más oscuro de la nada
donde sólo la locura es reconocida,
nos reunimos gentes de nuestra sangre.

Quizás cuando llegue el invierno
y las aves esquivas superen ausencias dudosas,
anidaremos, una vez más,
en el lado oscuro del espejo.

lunes, 21 de enero de 2013

VICENTE BARBERÁ ALBALAT


Vicente Barberá es un poeta sutil que indaga en la entidad de la realidad, al igual que el entomólogo recoge los datos que ensamblan un protocolo de casuísticas y síntomas que delimitan el campo de trabajo que definirá el resultado de la investigación. Barberá no pretende hablar de hallazgos, ni de dar respuestas: simplemente observa, recoge datos, plantea. Será el lector, tras la interpretación del protocolo poético (Con mis manos, El árbol del 44 de la calle Trafalgar, Nacer) quien acertará –sin apelar a falsos mitos o a manidas certidumbres– a explicar los límites y el objeto del poema.

(Rafael Coloma)

Vicente Barberá Albalat

ASÍ HE VIVIDO
Así he vivido
a ras de suelo,
solo, muy solo,
acechándome el miedo.

Así he vivido,
como un árbol ligero
en la cima del aire
sin apenas sosiego.

Así he vivido
como un golpe de viento
en forma de tormenta
que truena todo el tiempo.

Así he vivido
como en un viejo cuento
de espadas y dragones
bajo un cielo desierto.

Así he vivido
y cuando lo recuerdo
pienso que tuve suerte
por vivirlo despierto.