martes, 18 de noviembre de 2014

POESÍA JAPONESA V

(Continuando el trabajo de Antonio Mayor).

III

La práctica del Zen es desprenderse de las pasiones y los deseos (en dirección  a la muerte, pero deteniéndose ¿cuándo?)
La exigencia del zen tiene como objeto llegar a la iluminación del espíritu, a la repentina toma de conciencia de la unidad con el todo. En esa situación anímica, las cosas adquieren una vida nueva, en medio de una gran paz y alegría. Como en este poema de Basho:

"Un rayo de eternidad descubro en las hojas caídas de mi jardín"

Relacionada con esta visión Zen del mundo es esta reflexión sobre la comprensión instantánea de la emoción en un haiku: “Un relámpago no se despliega”. En cambio si pliegas un abanico deja de servir como abanico. Si no lo entiendes de golpe no lo entenderás nunca. (Aquí “comprensión” debe tomarse en el sentido de “aprendizaje” en la línea de las teorías de la Gestalt: el aprendizaje se produce al descubrir de golpe las relaciones entre los elementos de un “campo” o problema)
           
He aquí otro ejemplo de cómo la filosofía zen impregna un poema:


“Ichiwa kite                           Hay un pájaro que ha venido
nakanai tori de aru”             y que no canta
            (lo que no ocurre también puede ser maravilloso)

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