viernes, 21 de agosto de 2015

VICENTE BARBERÁ ALBALAT


PÁJARO PERDIDO DE MI INFANCIA

Los recuerdos son hilos sin huso
y las quejas no tienen sentido:
son nada para nada al mismo tiempo.


Cantan las abubillas su monótono
¡Buuuh! ¡Buuuh!, desde las ramas
del roble de la rambla.
El terraplén se adorna con el té,
el tiempo y el temor a los recuerdos,
mientras el viento avanza
por la longeva arena gris.
La sequedad del aire
hiere el caparazón de los insectos.
El jilguero también se queja
las alas quietas
y el corazón latiendo en el silencio.
Las abejas no liban su alimento
porque en el cáliz nieva la tristeza.
Mares muertos de ausencia en tierra de secano
con los lamentos viejos de los cantos rodados
frente al sol inclemente.

Me despierto y me asomo, rapaz sobre el alféizar,
a la ventana antigua de mi casa
imaginada.
El silencio en mis labios,
al lado del dragón de la pared oculta
por la hiedra,
que no asciende por miedo al desencanto.
Miro los lindes
del bosque y de la rambla
y como un sueño vuela en mi memoria
el pájaro perdido de mi infancia
               sobre tanto pasado,
                         sobre tanto dolor.

(Inédito, 2015)



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