martes, 1 de marzo de 2016

DE AMOR Y SOMBRAS

Aquellas tiernas postales de nuestros padres y abuelos.

QUIETA NOCHE

(…) no sé si eres o te hago
con la dúctil arcilla de mis sueños
y un eco despojado a las estrellas (…).
María Sangüesa

En esta quieta noche, y al abrigo
de mi escasa alegría por vivir,
veo mi escaso tiempo transcurrir
sin comprender por qué no estoy contigo.

Perdido y alejado, no consigo
acercarme a tu lado, recibir
el amor que me ofreces y admitir
tus gestos de acogida como amigo.

Soy incapaz de amarte sin quererte
y la ciega pasión me está acosando.
No me atormentes, ¡vete, por piedad!

Y puesto que no puedo ya tenerte
a seguir no me obligues, esperando
que soporte mi vida en soledad.



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