viernes, 25 de noviembre de 2016

ANTONIO CABRERA EN POETAS EN EL ATENEO


LA DUNA
(Playa de Bolonia, Tarifa)

                              A Fernando Delgado
                    
La abundancia que toda cosa alberga
es una suma quieta, una adición
de estatismo y de flujo agazapado.
Sobre la playa sobreviene el cuerpo
de la luz matinal no inmarchitable;
al germinar tan súbita,
se desgasta a sí misma segundo tras segundo
y finge permanencia mientras cambia.
El horizonte en niebla es continuo horizonte,
se repite grisáceo sin colmarse.
Las sombrillas, tensadas por el viento,
fijan e inclinan sus colores híspidos.
Pasean las figuras con la piel redundante.
¿Quién no se entiende siempre por acumulación?
Me entiendo por mi sombra y por el sol que estalla en torno.
No solamente es duna la que ahoga al pinar
con su masa arenosa de presente y presente:
la misma duración en todo lo que miro,
la misma arena granulada en tiempo
se establece, transcurre, se amontona.
Las gaviotas, qué lentas en el aire.
Qué sólido y agudo el aire sobre mí.
Mis pies se hunden y aun así me llevan.
El viento, el ampuloso, habla. El viento,
que repudia, que añade.

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