jueves, 5 de abril de 2018

JUAN RAMÓN BARAT EN POETAS EN EL ATENEO







































LA MANZANA

La manzana quedó sobre la mesa.
Era roja y hermosa como un sueño.
Exhalaba un aroma fresquísimo de bosque
que embalsamaba el aire
de aquella habitación que daba al mar.
En su forma perfecta
podía resumirse el mundo todo.
Un silencio de seda acariciada
se posaba en su piel y temblaba la vida
en la pulpa jugosa de su carne.
Pasó el tiempo. Volvimos
el verano siguiente. Los gusanos
habían devorado la manzana.
Sobre la pobre mesa sólo había
una sombra de polvo,
un olor de humedad y de maderas viejas.
había rastro de gusanos.


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