martes, 17 de abril de 2018

MEMORIAL DEL OTOÑO, DE ALEJANDRO FONT DE MORA



MEMORIAL DE OTOÑO

Empieza este poemario con una definición del otoño como paso previo e introductorio a la desaparición donde hasta el aire se depura y torna diáfano entre sombras alargadas, “giacomettianas”, preparando el camino hacia otra primavera imposible.
            COMO JOB (subtitulado intento de propedéutica) es la parte más extensa del libro, con citas bíblicas en cada poema. En ella hace desnudar al hombre de todo lo accesorio para prepararse hacia el juicio definitivo que será el otro lugar desde donde verse e imaginarse como la pétrea parálisis en la que para nada servirán ya las lágrimas si no supiste aprovechar la luz cuando en el territorio (que has de recorrer a solas) del dolor no pagaste el debido peaje. El llanto y el dolor, una vez que el oro del sol haya dorado tu vida, te hará volver a lo que fuiste y estarás maduro para la siega en esos caminos que van a da a la mar rememorando a Jorge Manrique. El odio y la indiferencia del  otro asoman al final de esta parte donde la vida y la muerte se tutean y el amor y el desamor forman parte de la jungla donde la fiera acecha.
            En la segunda parte, ITER, cuyas citas son de variados poetas, se refiere a la infancia como símbolo de la inocencia, a la tranquilidad, al orden, al verano donde siempre hemos estado, sin saber adónde ir, qué ser o qué hacer en el tedio suavísimo de los atardeceres infinitos donde te han asado como a San Lorenzo entre vuelta y vuelta y te encontrarse con amigos de amistad sinuosa negando después la existencia de sueños en casa del hierofante. Sigue un poema referido al tan famoso de Kavafis sobre la esperada llegada de los bárbaros, una referencia a la luz como un dios en el acto de la creación y una mención a Ulises en la búsqueda de la lejana e imposible Ítaca.
         En un continuo “in crescendo” llegamos a las REDENCIONES, última parte, en la que encontramos una angustiosa llamada a la esperanza en los todavías que quedan antes de la nada. Hay un poema a sus nietos, a una mano amiga que reconoce por su tacto en la piel y un canto de amor eterno en la travesía accidentada hacia la otra orilla del río, para terminar con una emotiva e imprescindible referencia de amor al padre. No podía faltar en la pluma de Font de Mora, un soneto (ya prodigados en ÉCFRASIS) que fotocopio al final.
            Un libro encomiable en el que el poeta se expresa con un lenguaje rico y ajustado en una versificación muy variada donde podemos encontrar preciosos endecasílabos y alejandrinos, combinados con otros versos de distinto ritmo y textura. Desde una perspectiva más trascendente de lo que podríamos pensar por la claridad de los mensajes éticos que nos depara y un mundo caótico lleno  de contradicciones en su cotidiano transcurrir, nos introduce a la trascendencia y búsqueda del sentido de la vida y de la muerte dejándonos en libertad para que asumamos nuestra propia responsabilidad. Un poemario al que le deseamos larga vida y escasa muerte.


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